¿Existe realmente en las empresas el conocimiento directivo necesario para afrontar la situación actual?
la presión ejercida sobre los negocios para la consecución de resultados y el incremento de su eficiencia operativa, nunca ha sido tan grande como ahora. En el mercado español, las empresas de todos los tamaños se encuentran en un momento crítico, ya que existen problemas estructurales que a medio plazo podrían afectar negativamente a muchas de ellas, poniendo en riesgo incluso su supervivencia.
Ante esta situación crítica, empresarios y/o consejos de administración de las empresas deberían plantearse seriamente cuestiones como:
¿Cuentan sus ejecutivos con la experiencia necesaria para llevar a cabo o afrontar estos cambios de manera efectiva?
¿Serán capaces de compaginar la gestión y el liderazgo de los mismos con sus responsabilidades del día a día?
Y ¿existe realmente en la organización el conocimiento interno necesario para la gestión efectiva de estos procesos?
Si la respuesta a alguna/s de las anteriores cuestiones es negativa o incierta, se debería considerar un recurso que se está vislumbrando como muy efectivo en respuesta a esta fuerte presión competitiva, y que está siendo asumido por un número cada vez mayor de empresas en nuestro país, siendo un valor alza el “directivo de alquiler” que es un directivo profesional, maduro, bien cualificado y con experiencia práctica profesional para cubrir un puesto permanente o para desempeñar un cargo específico con el fin de alcanzar un determinado resultado”
La incorporación de estos “ejecutivos de alquiler”,–normalmente son personas con mucha experiencia en su sector, que han desarrollado su carrera en altas esferas de organizaciones de uno o varios sectores,—
¿Cuál es, entonces, la diferencia entre consultor externo y Directivo de alquiler?
La labor especializada llevada a cabo hace que el perfil de un Directivo de alquiler debe reunir habilidades ligadas a las funciones de un consultor, como el análisis o la preparación de planes estratégicos, pero en la gestión de cambios críticos, a estas habilidades se les suman otras propias de un directivo, como liderazgo de equipos, experiencia operativa, gestión del cambio, conocimientos interdisciplinarios y, sobre todo, compromiso e implicación con el resultado final del proyecto.
En este sentido, cuenta con ventajas claras frente a un consultor, no sólo en cuanto a sus conocimientos y nivel de experiencia (en muchos casos los consultores externos se apoyan más en un conocimiento teórico, mientras que el Directivo de alquiler siempre proviene de una carrera ejecutiva en la que él mismo ha desempeñado varios puestos directivos, acumulando experiencia práctica), sino también en cuanto a su implicación en el proyecto, ya que, como miembro de pleno derecho del equipo de la compañía, al “directivo en alquiler” muchas veces le resulta más fácil procurarse los apoyos y colaboraciones necesarias por parte de los empleados, que a un consultor externo. En general, y a modo de conclusión, la mayoría de los candidatos para ocupar el cargo de provienen hoy de puestos de la alta dirección, más que del ámbito de la consultoría. En conclusión no es lo mismo un directivo de alquiler que un consultor externo.